En los años 90 tuve la oportunidad de conocer al Padre Daniel, en una de las reuniones de Kairos en New York. Mi amiga Nancy, me invitó y el asistió a la reunión, él es uno de los fundadores de Kairos. En esta ocasión me impresionó su humildad, su sencillez y su compromiso con La Paz, con acción. Había oído y leído de sus actividades de denuncia contra la guerra de Vietnam, de la oposición al reclutamiento de los jóvenes pobres que su país estaba mandando a destruir a otros jóvenes.

En la reunión de Kairos, el participó como un miembro más del grupo, esto es una de las razones por las que decide participar en Kairos, porque todos se tratan iguales, sin distinción de títulos o religión, con el compromiso de trabajar por La Paz, tratando de hacer la diferencia, no sólo rezando sino actuando pacíficamente.

Él fue maestro en varias universidades, pero no se acomodó a un salón de clase, también enseñó con sus acciones la necesidad de denunciar el abuso de poder que su país hacía en el nombre de combatir el comunismo.

Digo que es Profeta, porque denuncia no solo a su gobierno y la clase rica, sino también denuncia a la Iglesia Católica y las otras denominaciones por su silencio y falta de acción. No le dan atención a la situación que el país vive, los efectos y el dolor que las guerras causan en su paso y otros países. El uso la desobediencia en una forma de compromiso y solidaridad, por eso fue a la cárcel y tratado como criminal, por tratar de educar a sus conciudadanos de la realidad que el vio en Vietnam, en los jóvenes pobres. Que participaban en la guerra y regresaban con traumas sin ayuda médica. Él es profeta y su trabajo por La Paz está vivo en todos los que le conocemos.

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